¿Por qué historia?

C uando decidí estudiar otra licenciatura no dudé un instante: sería historia. Recuerdo que desde las clases de tercer grado de primaria la profesora Irma Pérez atrapaba mi atención contándome del Imperio Azteca. Desde siempre tuve una innata inclinación por saber de otras personas y de otras épocas. Además, en casa tuve dos grandes historiadores que nutrían mi imaginación: mis padres. M arc Bloch dice que la historia tiene sus propios placeres y que entre ellos destaca el espectáculo de las actividades humanas “para seducir la imaginación de los hombres”. Esto lo pude constatar hasta que elaboré mi tesis revisando cartas, documentos y correspondencia en los archivos, con fuentes de primera mano, donde según Leopold van Ranke se ven las verdaderas pasiones de los hombres. Pero esto último, lo de Bloch y lo de van Ranke fue, como ya dije, hasta que decidí emprender el estudio de mi segunda licenciatura. Obregón y Cal...