El Divino Calvo se vuelve Potro
Cerca de las diez de la noche del 10 de
julio de 1982, el árbitro portugués Antonio Garrido silbó el final del partido
en el Estadio José Rico Pérez de la ciudad de Alicante. Había terminado el
juego por el tercer lugar de la Copa del Mundo de España, que obtuvo la
selección de Polonia al vencer 3-2 a Francia. Poco consuelo para ambos, pero
los 28 mil aficionados aplaudieron a los contendientes. Para los polacos era el
fin de una era de esplendor, para los galos todo lo contrario, era el inicio. El
número 16 de la selección polaca había cumplido su vigésimo juego de Copa del
Mundo, en ellos marcó 10 goles, tenía 30 años y sabía que no habría un Mundial
más para él. Sin embargo, esa misma noche en Alicante, un directivo del futbol
mexicano se acercó a Grzegorz Lato.
Le ofrecía una aventura en el Atlante.
En
efecto, el licenciado Rafael Lebrija, presidente del Atlante IMSS, había ido al juego en el Rico Pérez para convencer al
campeón de goleo en Alemania 1974, y aún estrella del futbol mundial, de que
aceptara vestirse de azulgrana en México. El Atlante era en ese 1982 el subcampeón del futbol mexicano, tenía al
siete veces campeón de goleo del torneo local: Cabinho; al mundialista
Rubén Ratón Ayala; al portero campeón
del mundo en 1978: Ricardo Antonio La Volpe; y ahora quería a Lato. Lebrija logró el cometido de que la
estrella polaca viajara a tierras mexicanas, con su familia y todo pagado, a
conocer el club, al país y si le agradaba, le contratarían. Lato aceptó.
Once
días después de esa charla en Alicante, arribó a la ciudad de México Grzegorz Lato con su esposa Zazistawa y
sus hijos Paolo y Magdalena. El director
deportivo del Atlante, Sergio Peláez,
dijo: “En estos momentos es más barato un jugador extranjero de los países
socialistas que uno propio nacional”. La prensa manejaba la cantidad de 250 mil
dólares para el 102 veces jugador internacional de Polonia. Lato recorrió la Unidad Cuauhtémoc
donde entrenaban los Potros, luego se le armó un tour de varios días a él y su familia que incluyó La Catedral,
Chapultepec, el Museo Nacional de Historia, la Zona Rosa, Teotihuacán y
Oaxtepec. Mientras tanto, el Atlante
anunciaba la salida de Ricardo La Volpe por indisciplina; la contratación de
Ignacio Rodríguez, Jesús Rico y Mario Hernández; la firma de José Luis González
por dos años más y la también renovación del capitán Alejandro Ramírez, Bonavena.
Las máximas figuras de la Liga 1982-1983 eran atlantistas. Foto Esto del archivo del autor. |
El
lunes 26 de julio Lato se reunió con
el director del Instituto Mexicano del Seguro Social, Arsenio Farell Cubillas,
la prensa mencionó que en dicha reunión el jugador pidió dos años de contrato y
después dedicarse a entrenar niños. Al parecer no hubo problema, Grzegorz Lato, campeón olímpico en 1972
y campeón goleador de la Copa del Mundo de 1974, firmaría por 230 mil dólares
anuales y 150 mil pesos mensuales, más primas, para ser jugador del Atlante por dos años. Después partió de
México a Bélgica, donde jugaba desde dos años atrás, para arreglar asuntos
personales y volver en diez días. Fue hasta el 12 de agosto –mismo día en que
se mató el boxeador Salvador Sánchez– en que el futbolista polaco regresó a
nuestro país con esposa e hijos.
La mañana del 13 de
agosto de 1982 se pudo ver juntos por primera a vez a Evanivaldo Castro y a Grzegorz
Lato. Sin duda alguna el Cabo y
el Divino Calvo haría la pareja más
trascendental de la próxima temporada 1982-1983. El Atlante IMSS, una vez más, daba la campanada de inicio de campaña
en busca de un campeonato que se les negaba desde 1947. Los dos astros
corrieron juntos alrededor del campo, mientras sus compañeros hacían futbol con
el técnico Horacio Casarín, luego se sentaron juntos a observar la práctica.
Los fotógrafos inmortalizaron esas escenas para la posteridad.
El Divino Calvo defendió por primera vez la camiseta del Atlante en un amistoso en Naucalpan
contra el Oaxtepec. Para el segundo tiempo entró de cambio por el joven Gonzalo
Farfán y jugó 34 minutos, hizo “tres o cuatro jugadas de altura” y después
pidió su cambio. Uso el número 14 y los botines de Eduardo Rergis, según
relatan las crónicas. El sábado 28 inició como titular junto a Cabinho
en otro juego de preparación, esta vez contra el resucitado Necaxa. El
resultado fue un empate a un gol y la anotación azulgrana fue de Miguel Ángel
Fuentes, el Pueblita.
Recorte del diario Estadio el día que usó por primera vez la camiseta azulgrana. |
Su estreno goleador con
los Potros
de Hierro se dio en la ciudad de Los Ángeles, California, en un
amistoso internacional contra el Corinthians de Brasil. A los seis minutos anotó
Lato: Pimienta Rico desbordó por derecha, mandó un centro que Mario
Hernández iba a rematar, pero se interpuso el defensa Mauro y el balón fue a
dar al polaco que fusiló al arquero brasileño. Gol, su primer gol. El juego
terminó 3-2 en contra del Atlante, Cabinho
hizo el segundo. Con los sudamericanos jugaba el inmortal Doctor Sócrates.
La Liga de México
inició el 5 de septiembre. En el estadio Azteca, el Atlante recibió a Zacatepec y no pasó de un 0 a 0. Grzegorz Lato debutó, el Cabo no jugó y posteriormente se armaría
un escándalo por su ausencia. Pero regresando a aquella mañana de domingo, Ignacio
Matus en Esto relató: “Es un jugador
de piques, de dinamismo, no es hábil. A él balones al espacio para obligarlo a
correr”. Mientras que en La Afición
se preguntaban “¿Para qué contratar un jugador vertical si lo van hacer jugar
con movimientos horizontales?. Lo cierto es que tuvo dos oportunidades de gol:
una dentro del área en que Pablo Larios atajó al lanzarse muy oportuno a los
pies del polaco, otra más donde no logró conectar de cabeza un centro del Ratón Ayala. En ese inicio de campaña el
Atlante alineó con Nacho Rodríguez; Miguel Ángel Pueblita Fuentes, Alejandro Bonavena Ramírez, Eduardo Rergis y Jesús
Rico; José Luis González, Arturo Vázquez Ayala y Mario Hernández; Eduardo
Moses, Rubén Ratón Ayala y Grzegorz Lato.
Fue en la jornada 2 cuando
se estrenó en el campo la dupla Cabinho-Lato.
Fue en el Estadio Jalisco ante las Chivas, el juego no pasó de un empate a un
gol. El tanto azulgrana fue de Mario Hernández y ni el Cabo ni el Divino Calvo
estuvieron a la altura. Por increíble que parezca, al siguiente juego el
técnico Horacio Casarín sentó a Nacho
Rodríguez, Mario Hernández, al capitán Bonavena
y a ¡Lato!, quien se veía fastidiado
en la banca. Pero Atlante ganó 4-3 a
Tecos, con una remontada y con dos goles de Cabinho. Luego perdería
con Tigres en Monterrey, Cabinho fue expulsado y el Divino Calvo continuaba en la banca
Cuando comenzó octubre,
el sexenio de José López Portillo estaba por terminar y se decía que el IMSS
vendería al Atlante. En el siguiente
juego con la presión por los rumores y los malos resultados, Casarín jugó con
un 4-2-4: Calaca y Mario Hernández de
armadores y cuatro delanteros: Moses, Ratón,
Cabinho
y Lato. Resultado 3-0, con dos del Cabo y vuelve la calma. Pero es un hecho
que el equipo no camina, a la jornada siguiente el clásico ante el Necaxa
termina 1 a 1. Luego vence 3-2 a Oaxtepec; Lato
jugó pero no anotó. El Atlante marchaba
en cuarto lugar cuando el domingo 17 de octubre fue Ciudad Universitaria para
medirse a Pumas.
Dupla de época. Foto Esto del archivo del autor |
Por fin, la velocidad
legendaria de Grzegorz Lato aparece.
A los seis minutos pegado a la banda recibe un pase de Mario Hernández, el
polaco enfrenta en mano a mano a Pablo Luna, lo desborda y lo deja muy atrás
antes de vencer a Olaf Heredia. El público azulgrana grita el primer tanto del
campeón goleador de Alemania 1974 como atlantista. A los 20 minutos desborda
otra vez y con un pase deja solo a Cabinho frente al marco
universitario, pero el brasileño vuela su remate. Al minuto 39 en medio campo
José Luis González roba un balón, filtra un pase preciso a Lato quien con su velocidad característica deja atrás a la defensa
puma, vuelve a encontrarse a Olaf Heredia y lo fusila. Atlante gana ese juego con los goles del Divino Calvo.
Al final de esa
Temporada (1982-1983) el internacional polaco fue el máximo goleador del equipo
con 15 anotaciones; Cabinho dejó al Atlante
en diciembre de 1982 cuando tenía 11 goles y apuntaba para su octava corona de
goleo individual en forma consecutiva. La dupla del Cabo y el Divino Calvo
fue efímera en la cancha, pero se convirtió en perenne en los recuerdos de los
atlantistas que vieron a Lato
desbordar y a Cabinho rematar. Ambos, además, formaron parte de una época en
que el Atlante hacía las mejores
contrataciones del torneo y llenaba de orgullo y esperanza a su afición.
Grzegorz Lato cumplió sus dos años
de contrato con el Atlante. Se fue
con el cariño de la afición por su honestidad en el campo, sus piques a toda
velocidad en las bandas, su solidaridad para dar el pase al compañero, por su
carisma con la tribuna, por su futbol a espacio abierto, porque fue una estrella del futbol mundial que
vino a confirmar su grandeza, no se guardó nada. Bienaventurados los
atlantistas que vieron y recuerdan al Divino
Calvo vestido de azulgrana.
Fuentes: Esto, El Heraldo de México y La Afición.
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