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Mostrando entradas de febrero, 2015

El atentado dinamitero contra el Arzobispo de México

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E l Clero mexicano tuvo un funesto cálculo en el gobierno de Álvaro Obregón . Luego de la tolerancia religiosa gozada con Venustiano Carranza y Adolfo de la Huerta , la élite eclesiástica pensó que era tiempo de volver a la bonanza del Porfiriato . Nada más alejado de la realidad. Olvidaban el carácter anticlerical del Caudillo y que para los ojos de los revolucionarios la Iglesia había apoyado el golpe de Estado de Victoriano Huerta . Ignorando estas dos últimas cuestiones, a mediados de enero de 1921, el Clero católico organizó la Coronación de la Virgen de Zapopan; reunió en las calles, por tres días, a más de 20 mil personas que lanzaban vivas al Episcopado Mexicano, a la Iglesia católica, a Jalisco, a México y a la libertad religiosa. Un acto público prohibido en la Constitución Política de 1917. La respuesta del gobierno vendría pronto. Para Obregón y Calles, el prelado se lo había buscado  por inmiscuirse en la política             E n la madrugada del seis de febr

Noventa años de la toma del templo de La Soledad.

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C rear una Iglesia nacional desvinculada de Roma fue una tentación para Benito Juárez y para Venustiano Carranza cuando ostentaron el cargo de presidente de la República. Pero el general Plutarco Elías Calles fue más lejos: su gobierno protegió la creación de la Iglesia Católica Apostólica Mexicana , le dio registro legal, reconoció a su jerarquía y solapó la toma violenta de un templo de la Iglesia mexicana fiel al Vaticano: el de La Soledad . Ésta última acción es sin duda una de las causas más significativas que generaron la Cristiada (1926-1929). Policía en el interior de La Soledad luego de los sucesos del 22 de febrero de 1925             L a toma violenta e ilegal del templo católico, apostólico y romano de La Soledad puso frente a frente a la élite eclesiástica con la élite   política del país. La omnipotente Confederación Regional Obrero Mexicana, la CROM, dirigida por el funcionario consentido del callismo, Luis N. Morones ; el secretario de la misma,   Ricardo

Eduardo I, el Papa mexicano.

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Desde la última parte del siglo XX se hicieron habituales en México las visitas del Obispo de Roma. En 1979 Juan Pablo II realizó la primera de sus cinco que haría a nuestro país; su sucesor, Benedicto XVI, visitó en 2012 el centro neurológico del cristianismo mexicano: el estado de Guanajuato. El actual líder mundial de la Iglesia católica, el Papa Francisco, está invitado a venir a suelo mexicano.             Sin embargo, no siempre fue así. De hecho, se equivocaba Carol Wojtyla cuando decía “México, siempre fiel”. Por lo menos no al Vaticano. La historiadora Alicia Olivera Sedano asegura que en 1822, en plena guerra de Independencia, se buscó hacer una Iglesia Nacional Mexicana, alejada del poder de Roma. La misma autora sostiene que Benito Juárez pretendió a mediados del siglo XIX financiar una Iglesia Mexicana. Misma tentación que tuvo Venustiano Carranza tras el triunfo constitucionalista en 1917.             Sin embargo, el intento más palpable para otorgar al país de una I